viernes, 1 de noviembre de 2013

Julieta desde el Infierno

No sé qué pasa, tal vez dejé que una breve parte del infierno siguiera ardiendo en mi.
Está callendo una leve brisa después de llover, los aromas me devuelven una felicidad que pensaba perdida, estoy entre sus brazos, oliendo su cabello, besando su hombro y deseando ser suya una vez más.

El amor es tan irracional que me hace darme cuenta de que lo amo, así, inconstante, imperfecto, prohibido, delicioso...la luz de la luna ilumina de plata su sonrisa.
Su mirada brilla, y platicamos por horas como un par de enamorados y volvemos a abrazarnos y nos apretamos como queriendo pretender que con ello nos fundiermos en un sólo ser, que nadie nos separará.

Tengo tantas ganas de él, de hundirme en deseo, de besarlo y perderme en el éxtasis de nuestra pasión que hoy más que nunca está viva.

De besar su cuello, de impregnarme de él...Pero no puedo, necesito cordura, y la pierdo con sus manos en mi rostro, huyendo del beso que me quitará la cordura y me llevará beber de él.

Me atacan los recuerdos, no puedo evitar anhelar estar nuevamente en aquella pequeña habitación, contemplando su desnudez a media luz; esperandome excitado, ansioso de perderse en mi.
Con solo escucharlo puedo regresar a aquella silla, y revivir el tacto de sus dedos en mis caderas, puedo ver sus ojos mientras hacemos el amor...puedo sentir mi cuerpo convulso de recuerdos que palpitan.

Y no puedo dejar de abrazarlo y de pensar en cuánto lo amo.

Nos separamos con los ojos a punto de llover y nos despedimos con un breve beso en las mejillas y nos vemos partir bajo el manto estelar...y camino con el alma entre las manos y espero que tan solo por una vez podamos revivir todo aquello que tuvimos y poder decirnos ese adios que nunca nos atrevimos a dar.

Aquí, sentada desde mi minúsculo balcón, observo a la luna y a todas las estrellas que alguna vez fueron mis besos para él y lo pienso y lo extraño y lo deseo.

Trataré de meterme en sus sueños para no tener que extrañarlo esta noche, pues con un solo abrazo, volví a quedar unida a su alma y a ese corazón que late al ritmo de mi respiración.
Vuelvo a recordar que soy Julieta y él...él simplemente es mi Diablo Guardián.

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