viernes, 26 de abril de 2013

Entre sábanas

El deleite de estar enredada entre mis sábanas no me ha dejado pensar en nada...tengo una sonrisa inmensa y ciertamente perversa.
Hace más de cuatro horas que él se fué de mi casa, y sigo sin creer que esto de verdad pasó. ¿En qué momento maestro y alumna terminaron en tremenda sesión de sexo salvaje y apasionado después de la escuela?
No lo sé...lo único de lo que estoy segura es que desde el primer día en que lo vi, tuve claro que quería ser más que una alumna en su vida.
Cuando empezamos a platicar sobre nuestras vidas, filosofías y deseos, comencé a tener una fuerte y constante necesidad de saber de él y no porque estuviera enamorada, sino por el hecho de que pensar en él me excitaba mucho; tanto que muchas noches, después de haber tomado clase con él, pasaba preciosas horas explorando mis propios placeres con las yemas de mis dedos, repitiendo en silencio su nombre; fantaseando con sexo salvaje, labios mordidos y orgasmos por millones.

Son las 5 de la mañana y no puedo dejar de darle vueltas a la tarde anterior...en momentos me siento culpable, pero después recapacito y me vuelvo a excitar con el recuerdo de lo sucedido.

Voltear hacia mi espejo y revivir las imágenes mientras nos entregabamos...volver a sentir sus manos recorriendome con desesperación... ¡Carajo, estoy excitada!

Necesito verlo y apenas es sábado...tengo que ingeniarmelas para que de aquí al lunes mis ganas no me derroten...massturbarme es una buena opción y más ahora que ya lo sentí dentro de mí.

Así pasan sábado y domingo, sin novedades, ni mensajes ni nada, estoy desconectada; cierro los ojos y en lo que para mí fué un minuto...desperté en Lunes...ya lo voy a ver.
Me levanto, me meto a bañar...meticulosamente escojo mi ropa interior, un pantalón negro que acentúa muy bien mi trasero y una camisa negra, con un gran escote.
Me termino de arreglar y como entro hasta las 4, me voy con mi mejor amiga a hacer compras en la plaza cercana a la escuela.
Llegamos a las 3:45pm, me asomo al estacionamiento y ya está su coche...ese pequeño artilugio plateado que fué fiel testigo de lo aventureras que pueden ser mis manos mientras él maneja.
Una idea me corrompe... ¿Y cómo lo voy a tratar hoy?
Sudo frío, nadie puede saber lo que hay entre nosotros...que ciertamente no es amor...es sólo sexo...muy buen sexo.

Subo al salón con mis dos amigas más frecuentes y está él...tranquilamente escribiendo teoría en el pizarrón, nos da las buenas tardes y tomamos asientos...yo no sé con qué cara verlo...siento que mi gesto se vuelve perverso mientras recuerdo mi boca dándole placer...y de nuevo estoy excitada, muy excitada...necesito de él.
Calmo mis ansias poniendo atención a la teoría y me siento a salvo, pues su mirada no se ha encontrado con el mía.
Hacemos un receso de 20min para comer y hacer otras cosas...yo me quedo en el salón con él...ho hablamos, pero irremediablemente nos miramos; mi sangre comienza a hervir,  muerdo mis labios mientras que con la mirada le digo todo lo que quiero.
Como adivino, nos deja salir una hora antes de la escuela y me quedo más tiempo en el baño para que mis amigas se vayan.
Regreso al salón con el pretexto de haber olvidado algo, pero no lo veo; de repente, se cierra la puerta detrás de mi, la luz se apaga dejando el lugar en penumbras, el piso donde estamos está completamente solos, hay fiesta en la terraza de la escuela y nadie pregunta por nosotros.

Me lleva al escritorio sin decirme nada, solo clava su mirada en mis ojos y en mi escote...con cortinas cerradas me recarga contra el mueble, me acomoda dandole la espalda...poco a poco me baja los pantalones y la tanga gris que usaba. Me abraza mientras que con una mano de despoja de sus pantalones, me toma del cabello y me penetra...se hunde en mí y tengo que ahogar mi grito...
Me embiste salvajemente, me pega en los glúteos hasta hacerlos arder, hace que sienta tantos orgamos como para dejarme sin conciencia.
Me carga y continuamos en la pared...boca con boca besándonos, mordiéndonos y callando el placer que sentíamos.

Después de llevarme tantas veces al paraiso huyo al baño para arreglar mi maquillaje. Mientras lavo mis manos y corrijo las pequeñas imperfecciones, entra al baño y en intenso arranque me despoja nuevamente de mi ropa, dejandome en tacones, expuesta, excitada y temerosa de que alguien pueda vernos.
Me dobla, hasta que mis manos tocan mis pies, me abre de piernas y me vuelve a penetrar, salvaje y delicioso...ya no puedo evitar gemir de placer y pedirle más y mas.

Después  de varios minutos...lo siento ayacular y me provoca un orgasmo enorme...ya no lo puedo evitar y grito su nombre... ¡Javier!


viernes, 19 de abril de 2013

Aquella noche

Recién se asomaba la luna cuando él llegó, tenía muchos días de no poder verle...y mi deseo ardía...

Como si no hubiese pasado un segundo desde la última vez que nos vimos, me besó furioso y apasionado, robando mi aliento con desesperación. Su cuerpo rápidamente me aprisionó contra la pared, mientras poco a poco me retiraba la ropa, dejándome sólo con medias y tacones, totalmente expuesta y excitada.
Sin darme en cuenta, él ya no tenía nada puesto...estaba a merced de mis insaciables deseos.

Me acostó de espaldas con la pelvis completamente levantada...comenzó por besarme los muslos, agitando mi respiración cada vez que su lengua me recorría.
Sin aviso previo hundió su boca en mi vagina, succionandome con fuerza y haciendo deliciosas penetraciones con su lengua...sin pensarlo mientras su boca jugueteaba al punto de sacarme orgasmos a cada minuto, sus dedos traviesos comenzaron a explorar ese otro rincón, con el cual no habría pensado jugar.

No sé cual fué mi reacción, pero provocó que me pusiera en cuatro patas y me penetrara con fuerza...sentir su miembro completamente erecto dentro de mí me hizo convulsionar de placer en repetidas ocasiones.
Nuevamente sus dedos traviesos comenzaron a explorarme y al tiempo en que me embestía apasionadamente, comenzó a penetrarme lentamente haciendo de estas dos sensaciones  algo completamente delicioso y desquisiante...

En un movimiento me dejó caer sobre mi espalda y volvió a penetrarme sin quitar su mirada de la mía...sus ojos brillantes parecían decirme millones de cosas...hay una deliciosa furia en ellos.
Me vuelvo loca cuando con gesto recio se muerde el labio inferior...parece querer retarme y eso me excita al punto de hacerme perder el pudor y la razón.
Una pausa...se vuelve a morder el labio y me da la mas deliciosa de las cachetadas.
-¿Te gusta?- Me pregunta en un tono que me hace pedirle más...otra cachetada más fuerte y mi consecuente orgasmo.

Sin avisar y en completo ataque me monto sobre él, dominando cada movimiento, haciendo que sus manos se apoyen en mis senos, después en mi cintura y haciendo que se queden en mis glúteos, buscando esa nueva sensación que me ha quitado el gramo de inocencia que durante años defendí.

Ver su cara de placer mientras lo monto, haciendolo mío, esclavo de cada uno de mis deseos, dejándolo falto de aliento y voluntad hace que me sienta deliciosamente realizada y con ganas de aún más.

Lo dejo descansar...veo como va cerrando los ojos, respirando profundamente mientras mi cabeza reposa en su pecho...
Mis insaciables ganas hacen que lo comience a besar poco a poco, primero en la cara,  los labios, después un poco de su cuello, su pecho,  pezones, ombligo, vientre, hasta llegar a su miembro el cual permanece erecto y suculento.
Comienzo lento, jugando con la lengua, recorriendo su cabeza húmeda y sensible...una pequeña convulsión de placer; hago una pausa y lo succiono fuertemente...juego con los ritmos hasta que lo hago explotar en pequeñas convulsiones hasta dejalo completamente agotado a mi lado.

Nunca me imaginé que este tipo de mujer viviera escondida en mí...pero cada vez que él me mira y me dice lo mucho que me ama y lo mucho que me desea, ella se despierta y tiene muchas ganas de dominarlo hasta dejarlo completamente exhausto y con un deseo insaciable de ella.
Aquella noche me hice completamente auténtica...aquella noche conocí a mi verdadero yo.






martes, 2 de abril de 2013

El día siguiente a tu muerte

Hoy es el día después de tu muerte.
Tu lado de la cama aún conserva la calidez de tu cuerpo, no quiero abrir los ojos, no quiero darme cuenta de que has partido.
La casa huele a ti, cada uno de los muebles lleva consigo un poco de tu esencia.

Mi cuerpo conserva la pasión de tus besos de aquella última noche entre tus brazos. Si cierro los ojos mientras el agua de la regadera cae sobre mí, puedo sentir tus manos recorriendome.
Cada brisa que toca mis mejillas es como si me besaras.

No puedo creer que apenas ayer amanecías a mi lado, me besabas en la boca, me tomabas entre tus brazos y me agradecías un día más de amor.
Apenas ayer tomabamos el café y recordabamos los años en que nuestros hijos eran unos niños y corrían por la casa, la alegría que nos daban con sólo sonreír.

Quisiera que el tiempo volara, pero parece que cada hora  es una semana...hace apenas un día en que moriste y siento que han pasado años sin ti.
Quisiera que se me diera la gracia de la muerte para poder estar nuevamente a tú lado.
Me pone muy triste ver a los niños llorando ante tu ataúd, no importa lo grande que sean, para mi siguen siendo unos niños que me necesitan ahora que te has ido.

Pareces tan plácido acostado, como durmiendo, con tu traje favorito, sin corbata, con tu anillo de bodas reluciente.
No entiendo por qué tuviste que partir así, sin avisar, simplemente cerraste los ojos mientras hojeabamos nuestro albúm de bodas y has decidido no despertar.

Moriste felíz, moriste a mi lado, tomándome de la mano, diciendo que me amabas...te has ido lleno de paz y aquí amor mío me quedo con todos nuestros recuerdos, con cada carta que nos escribimos, esperando al maravilloso día en que puedas venir por mi.

Es el día siguiente a tu muerte...y te estoy enterrando.