domingo, 16 de noviembre de 2014

Buscando a mi musa...creo que se me cayó en el metro

He pasado noches, muchas noches quizá, tratando de adivinar de dónde nace la inspiración.

Formulé muchas hipótesis, entre ellas que la noche y la luna llena tenian sus efectos en los que dedicamos nuestra vida a este ejercicio.
El insomnio también figuró entre las variables inspiradoras...pero pasé mas noches con insomnio por querer culparlo de mi arte.

Después surgió la idea de los gatos; hermosa compañía peluda que curiosamente resulta una constante entre quienes escribimos; si no me lo cree amable lector, basta con que busque una fotografía del maestro Monsivais y  verá con propios ojos que él generalmente se hacia acompañar de gatos que permanecian cómodamente acostados sobre esos papeles llenos de ideas.

Después, llegué a la hipótesis de la musa...ya sea hombre o mujer.
Por lo general el escritor se encuentra enamorado de dicha persona, lo cual deviene en cientos de cuentillos, poemas, sonetos y demás verborrea cursilona que es amablemente aplaudida por quienes se sienten identificados con ello.
Pero, en ocasiones la musa nos inspira en el dolor.
Puede ser un amor imposible, sombrío, añorado...un amor de esos que te hacen llorar a media noche, ahogar sollozos en la almohada.
Esas musas nos inspiran a escribir de lo depresivo, lo oscuro, lo prohibido, de la pasión, de los bajos instintos...nos hacen fantasear, nos calientan y provocan textos con cualidades adictivas.

Pero...cuando un escritor se queda sin musa, ¿Qué pasa?

Lo inevitabe, nos deprimimos.

La depresión de un escritor, lo incapacita a tal grado de no poder escribir nisiquiera un par de palabras; no digamos un párrafo completo, una cuartilla.
Simplemente no podemos expresar nada...estamos llenos de nubarrones, tratando de conciliar el sueño que la musa se llevó.

Hace meses que creí haber perdido a mi musa, que la había dejado tirada en el vagón del metro...pero recién me doy cuenta de que andaba de vacaciones y decidió llegar para inspirar a esta psicóloga con vocación de artista para retomar el camino de las letras y crecer con ellas.

miércoles, 20 de agosto de 2014

Hoy llueve poesía

Hoy llueve poesía

Y llueve de ti, de mis ojos que urgen de los amaneceres de tu piel,
De mi boca que clama por un momento de tu aliento, de mis brazos vacíos en las noches estrelladas,
De mi corazón que palpita gritando tu nombre en el ahogo de mis desvelos.
Llueve la poesía de tu piel, de tu cítrico aroma, de tu sonrisa grabada en lo profundo de mi memoria.

Llueven tus palabras, tus besos taciturnos.
Llueves tú y yo lluevo contigo amor, pues la distancia no ha logrado borrar lo que este corazón te sigue amando.

jueves, 22 de mayo de 2014

Como te quiero

Anda, ve con el viento que yo me quedo sintiendo la suave brisa que deja tu presencia.

De no quererte como te quiero, te obligaría a permanecer a mi lado, discutiendo y siendo completamente infelices, pero te quiero, y de tal manera que prefiero privar a mis ojos de la luz de tu sonrisa para que sanes.

Corro el riesgo de perderte para toda la vida, pero es precio justo a tu felicidad, si no he de verte en el futuro estaré feliz de haber coincidido contigo por este brevísimo tiempo. Siempre he pensado que las personas que se atraviesan en tu vida son maestros que vienen a darte una lección, y la que tú me has dado ha sido magnífica, aunque tal vez en este momento me duela y me tenga atolondrada queriendo llamarte a todas horas y evitándolo con lágrimas en los ojos.

No tengo armas para decirte lo mucho que lucharía por hacerte feliz, por hacerte olvidar todo lo malo que has vivido…no valdría la pena cuando tu corazón está profundamente herido y está en proceso de sanación.

Anda, ve, camina, tu recorrido aún es largo y el mío tiene otros colores que aun no se asemejan a los tuyos, y es cierto, no sé si algún día lo harán.  Es una afirmación grave, pero llena de virtudes, pues nadie sabe a ciencia cierta qué le depara eso a lo que llaman destino.

Lee entre líneas los mensajes que te envían desde lo profundo del universo, aprende a ver más allá de lo que nos muestran, el mundo tiene más colores de los que conoces. Cada libro, cada carta, cada imagen contiene algo más que debes descubrir, todo en esta vida tiene una razón de ser, empezando por nuestras decisiones. No dejes que la culpa de tu pasado arruine tu futuro.

Sos magnífico, no lo dudes nunca.

Me despido de ti, no con un adiós, es sólo un hasta pronto, no sabrás de mi hasta que no quieras hacerlo, y será así por el simple hecho de quererte como te quiero.

Te dejo mi cariño en esa brisa que justo ahora se ha metido por tu puerta y te ha besado el rostro…

jueves, 8 de mayo de 2014

Y en un suspiro...te abrazo

Tengo la sensación de tus brazos rodeándome protectores, no sé dónde estoy, qué es lo que pasa, hace un minuto reía con ellas y ahora estoy hundida en un sueño placentero.

El calor es agradable, me siento bien, quiero acurrucarme en tus brazos, quiero dormir, ahora...todo está bien.

Al despertar, grandes paredes de columnas blancas invaden mi visión, la música de violines y el dulce canto de un coro me hacen sentir plácida y sin prisa de nada. Aquí parece que el tiempo transcurre distinto, el día y la noche son tan iguales que no es posible distinguirlos.

Aquí todos están bien, no hay complejos ni límites, un pestañeo se puede convertir en una cascada de pétalos multicolor en donde puedo bailar.

Conmigo están todos aquellos que volaron antes que yo, y ahora me enseñan las múltiples posibilidades del ser, me tranquilizan y  me envuelven en un mundo en donde todo es paz.

Los campos son enormes alfombras de pastos verdes al atardecer, toda posibilidad de existencia se conjuga en una única y maravillosa armonía que hace sonreír al corazón.

Y de pronto recuerdo...¿En dónde estás?

Me visto de mariposa y viajo por los océanos de luz y llego hasta tu ventana, tu mirada refleja tristeza, una nostalgia infinita por mi ausencia, ¿cuánto tiempo ha pasado ya?

Para mi ha sido comparable con un parpadeo, cuestión de segundos, un chispazo y nada más, pero tu rostro ha cambiado, mis hermanos no se parecen nada a mis recuerdos, la casa está cambiada, papá se ve cansado.
Ellos me dicen que tenía que sanar antes de verlos, para comprender lo que en vida duele. La muerte ha sido una transición necesaria para poder brillar en el cielo.

De pronto, sientes un frío que se cuela entre tus brazos, un escalofrío acompañado de un un perfume de violetas...suspiras...y en ese suspiro...te abrazo y vuelvo a acurrucarme en tus brazos protectores, mismos que me acompañaron en mi ascenso al paraíso.

martes, 6 de mayo de 2014

Dormir

Comienzo por querer escribir un relato, sin nombres ni apellidos, sin nada que distraiga mis pensamientos en las ensoñaciones de una mujer profundamente enamorada.
Pero irremediablemente, al escribir la primera palabra, ya estoy pensando en ti y convierto un montón de palabras sin sentido, en una carta para ti.

Últimamente los días y las noches tienen un color especial..., el cansancio, el hambre, el frío, no son más que simples casualidades mientras estoy a tu lado.
Todo lugar se ha vuelto santuario en donde puedo amarte sin miedo a nada...las tonterías mediáticas de las que todo ser humano huye, se han hecho un idioma entre nosotros que nos hace felices mientras transitamos por las caóticas calles de esta singular ciudad que tuvo a bien colocarnos en el momento ideal y perfecto frente a frente.

Todo adquiere un nuevo significado, las palabras cambian su intensión...un sillón común y corriente en un consultorio, puede dejar de ser el lugar en donde un paciente se sienta a platicar sus dolencias físicas y preocupaciones y convertirse en el más puro rincón en donde dos amantes se encuentran entre las sombras del atardecer mientras la vida transcurre.
El sexo, pierde su nombre cuando entre besos y movimientos comienza a ser el lenguaje de comunión entre dos personas que se aman.
El clímax se convierte en una oportunidad de jugar a ser dioses y crear vida...¿Qué poderosos somos no?

Ahora mismo te pienso y mi sangre comienza a hervir al ritmo de ese beso que nos dimos en tu cuarto el sábado pasado, mis pechos se hinchan al recordar el calor de tus manos tocándolos, de tu boca succionando con desesperación y deseo...

Dios...cuanto te deseo...

Y hoy llegas y con canciones me dices que quieres dormir conmigo y me lleno de una sensación inexplicable que nace de mi pecho y me llena los sentidos.
Mientras escucho la canción pienso, ¿Cómo sería?

Imaginarte  mi lado con la luna iluminando tu rostro, abrazara unir nuestros latidos en uno sólo, besarte a placer...pero una noche no me es suficiente...

Quiero que cada día del resto de mi vida pueda abrir los ojos cuando la alondra anuncie el amanecer, y poder ver tu hermoso rostro a mi lado, besarte tiernamente hasta que tus ojos se abran poco a poco, que me recibas con una sonrisa y un te amo en la mirada, que me tomes entre tus brazos y te fundas en mi...
Quiero ver pasar los años, verte crecer y madurar, ver a nuestros hijos convertirse en adultos...ver nuestro amor a través del tiempo y sentirme orgullosa de cada cosa que me ha llevado a ese momento de completa satisfacción.

El dormir como mero acto físico dedicado el descanso también perderá su nombre y significado, cuando nuestros cuerpos reposen entrelazados en la misma cama en un sueño compartido que podría llamarse ahora mismo eternidad.



viernes, 14 de marzo de 2014

Entre líneas

Tal vez algo en tu mirada removió mis neuronas. Desde que tomé la determinación de escribir líneas escondiendo tu nombre entre ellas, mi estado de ánimo se ha tornado multicolor.
El ejercicio de sonreír se ha vuelto un vicio delicioso al observar las instantáneas que tuve a bien hurtar de tus archivos.
No tengo necesidad de que te hagas consciente de la gran revolución de endorfinas que provocas cuando por casualidad me saludas. Ahora mismo, lo puedo apostar, me estás leyendo y nisiquiera adviertes que mis líneas gritan tu nombre con esa cadencia deliciosa que se vuelve totalmente adictiva.
Cabe la posibilidad de que desees en el fondo tener la confirmación de mis sentimientos para así actuar y convertirnos en un par de títeres jugando al enamoramiento, pero no me interesa, no creo necesario el hecho de mutar nuestra existencia por un breve tiempo de sopor alegre.
¿Sabes que disfruto mucho cuando me saludas con un abrazo?
No hay nada que me guste mas que impregnarme de tu aroma...pues me acompaña hasta mi cama y me ayuda a soñarte.
Podría enamorarme de ti, como una loca, pero por ahora te mantengo inmaculado, como una imagen a la cual puedo adorar sin tener que compartir con el mundo.
Un día de estos, tal vez te deje saber con mi sonrisa que eres tú el dueño de estos pensamientos que plasmo para que de algún modo lleguen a ti.

jueves, 13 de marzo de 2014

Soliloquio antienamoramiento

Recién el alba anunciaba la inminente llegada del nuevo día, cuando saltaste a mi mente.
Sonreí, y fue a plena inconsciencia del hecho propio del ejercicio maxilofacial que me atacaba.
Por un ínfimo segundo cerré los ojos y me transporté al momento justo en que nuestras miradas se encontraron entre un océano de almas inmersas en un soliloquio de individualidades.

Allí estabas, reluciente, listo para hablar sin siquiera separar los labios. Te clavaste en mis ojos, los cuales huyeron por la incertidumbre de aquella posibilidad del ser que irónicamente comenzaba a pelearse con el deber ser.
Volví la mirada hacia ti, tratando inútilmente de convencerme de que aquello distaba mucho de ser una declaración de cazador a presa; pero tus ojos volvieron a recitar aquél poema ancestral de atracción, en donde me convertí en aquél ser indefenso en las fauces de la bestia.


No puedo concebir ahora mismo la idea de mi débil atrevimiento, tendré que tomar la drástica medida de la vacuna que me salve de alguna errática taquicardia cuando tu presencia abrace mi entorno, en caso contrario tendría que sufrir la consecuencia de tener brillo en la mirada, entendimiento nublado, y un tipo muy severo de ceguera.

Prefiero colocarte la etiqueta de monstruo antes de que mi débil corazón tome la determinación de salir de aquél sueño farmacológico en que lo he metido para no vivir la pesadilla de caminar sobre alguna peligrosísima nube rosada.

Anda pues, lárgate ya de mis pensamientos, ya que me parece muy arriesgado estar escribiendo líneas con tu nombre oculto entre ellas, no puedo arriesgarme al hecho de tener la curiosidad de conocer tus secretos y terminar por escribir un millón de historias dedicadas a tu sonrisa.

sábado, 22 de febrero de 2014

Blues para despertar

No puedo contener las lágrimas, esto no puede estar sucediendo.

Sería mejor olvidar todo esto, pero ¿Cómo pretender ignorar estos breves días llenos de todo aquello que jamás me hubiera permitido vivir?

Enciendo la radio, busco algo que tranquilice a mi alma agonizante.
Mientras las gotas de lluvia comienzan a colorear de humedad el interminable pavimiento a mi paso, me encuentro con una estación que toca blues. Subo el volúmen y trato de perder mis pensamientos entre aquellos acordes lentos y profundos, llenos de una rara pasión que me hacen entrar en un estado de manía total.
Llego por fin a casa, estaciono el auto, y subo los interminables pisos de escaleras de caracol.
Escalón a escalón voy tomando una nueva conciencia que me van calmando . Saco las llaves, abro la puerta y observo la inmensa alfombra marrón que adorna mi estancia, el gran sillón que ha sido testigo de mis alegrías y lágrimas, la botella de vino a medio terminar que yace en la mesita en el centro de la sala.
Al fondo observo mi abandonadísimo comedor, que en tiempos mas afortunados fué testigo de tantas comidas llenas de noticias y risas que parecen tener un eco fantasmal que se guarda entre mis muros y que de cuando en cuando juega a torturarme con sus sonidos.

Algo llama mi ateción, hay un papelito solitario en ella, termino pues de entrar, dejo en el sillón la chamarra y me desago de las botas. Sirvo el restante del vino en una copa y tomo el papel. Para mi sorpresa es aquella servilleta arrugada del día en que conocí a Rafael.
Con gusto, leo su interesante contenido...un incesante blues me inunda los sentidos. Ya todo está bien.

Alzo la mirada, el chico de piel tostada me mira intempestivamente desde un rincón, tomo mi cigarrillo, le doy una gran fumada; le regalo una sonrisa breve y un tanto burlona mientras retomo mi atención hacia la pareja que baila esplendorosamente tango.
Suelto una carcajada, tomo mi servilleta y la guardo junto con todas las demás.
Es increíble la cantidad de historias y dolores que puede crear un escritor al ver un rostro hermoso y una clara intensión  de ilegalidad sentimental.
Pido la cuenta, y dejo una gran propina. Me levanto de mi asiento, doy una mirada más al hombre del rincón y salgo del bar.

Hoy, tengo mucho por escribir.

viernes, 14 de febrero de 2014

De danzón y corazones rotos

Me lleno de un nervio delicioso que no conocía, ¿Qué me diría esta vez?

Tomo el celular y abro el mensaje:

"Muriel, mi querida Muriel:

No hablarte de amor sería tan trágico como una noche sin luna, no puedo ser egoista con mis sentimientos, pero comprendo bien tus peticiones, sé que es imosible que quieras verme cuando Anabel esté aquí.
La oscuridad de un amor clandestino no es algo con lo que pueda ensuciarte, acepto de mala gana tus condiciones, acepto verte solo por este brevísimo tiempo."

Me sentí hundida en una sensación entre victoria y derrota, lo odría ver un poco más, pero tendría que abandonarle para dejarle ese espacio a su esposa.
¡Soy una imbécil!

Quisiera salir corriendo de mi razonamiento al ritmo del Danzón #2, ir recogiendo los pedazos de un corazón ya fracturado.
Cómo quisiera no existir, no tener esta angustia agonizante en mi pecho, me está matando.

Tengo que salir, tengo que verlo.

Tomo una chamarra, mi botas y voy corriendo al auto, y sin pensarlo demasiado ya estoy manejando a su casa, y son las dos de la mañana, ¿Qué pretendo?

Morir, eso pretendo, morir entre sus brazos esta noche, hasta que me quede sin nombre y mi memoria sea una hoja perdida en el viento nocturno.

Llego por fin, estoy decidida a darle lo mejor de mi en este momento, tomo aire, toco el timbre y lentamete se abre la puerta...

-Si, ¿Qué desea señorita?, me dice una espectacular mujer morena.

Perdone la interrupción, creo que me he equivocado de departamento.

-Oh, no se preocupe, no hay inconveniente, recién regreso de viaje.

Mientras ella me dice esto, con un aire calmado, no esperando tal sorpresa, sale Rafael. Me mira fijamente y finge no conocerme.
Siento mi corazón hecho trizas, me disculpo y me doy la media vuelta con los ojos apunto de llover.

-¡Qué tonta he sido!

Pongo mi danzón a todo volúmen y huyo de mis pensamientos pisando el acelerador

-¡Muerte, llévame contigo!

viernes, 24 de enero de 2014

Almuerzo de tango callejero

La pregunta de Rafael me dejó pensando toda la noche, decidí no contestar a su mensaje, existía un miedo que no quería saciar con nada.

A la mañana siguiente intenté que aquellas palabras no me derrumbaran, me dedique a hacer mis cosas.
Soy actriz de profesión y también doy clases en mis ratos libres.
Y fué precisamente durante una de mis materias en las que mi tranquilidad se vió interrumpida por un mensaje de texto, que decía:

"Preciosa, hace horas que no tengo noticias tuyas, me siento en un abismo sin fin ahora que no estás entre mis brazos, dime, ¿Por qué has llegado tan tarde? Estoy agonizante, dime por favor que nos veremos hoy, no has llegado a desayunar, son las 5 de la tarde, te extraño, por favor contesta, prometo explicar todo lo que no puedes entender. "

-Señores, la clase se suspende, tengo un asunto personal muy delicado que debo atender enseguida.

Es el único argumento válido que tomo para salir corriendo hacia mi automovil. Y es allí en donde tomo valor y contesto:

"Hola Rafael, una disculpa por no llegar a desayunar, olvidé por completo platicarte que debía trabajar. Estoy desconcertada sobre tus preguntas, ¿te parece bien si paso a tu casa a platicar mañana al medio día?
El día de hoy me es imposible dejar mis compromisos.
Saludos, Muriel"

Tomé un respiro profundo, encendí el coche y durante toda la noche traté de ensayar una hipocresía que era evidente nadie me podría creer.

¿Qué tiene este hombre que me afecta tanto?

Me dormí abrazando mi terrible cuestionamiento.

9:00am, suena mi celular

"Hermosa, ya cuento las horas para tenerte entre mis brazos, por favor, no me hagas sufrir, ven ya por favor"

Me levanto de un brinco, me meto a bañar...dejo que el agua caliente recorra mi cuerpo, inevitablemente recuerdo sus manos, sus besos, todo su ser hundiéndose en mi.

Al cabo de una hora estoy lista, llevo un vestido blanco, tacones altos y una chamarra de piel color camello.

Llego a su departamento y me recibe con un intenso beso que me deja sin aliento alguno. Sutilmente lo hago para atrás.

-Hola, que bienvenida la tuya, pero tienes muchas cosas que explicarme,no puedo volver a hacer lo mismo de la otra noche hasta que no me aclares qué quieres decir con eso de que he llegado demasiado tarde.

Un silencio sepulcral reina entre nosotros, su cara se descompone, pasa de ser ese hombre sensual de piel tostada y cabello alborotado a un fantasma temeroso, parece sudar.

-Siéntate Muriel, esto es, difícil de explicar y espero que después de escucharme aún quieras quedarte a almorzar conmigo.

Mientras me dice esto me dirije hacia aquél sillón que hace dos noches fué testigo de una pasión que aún me enchina la piel.

-Sí, es cierto querida, has llegado muy tarde a mi vida y ello me causa un dolor incontrolable he pasado días pensando en todo aquello que hubiese sucedido de haberte conocido dos años antes.
No quiero marearte con mis palabras, eres preciosa y la preocupación no es el mejor adorno a tus bellas facciones.
¡Ay Muriel!
Te habría tratado como reina, si hubieras sido mi mujer, lo tendrías todo.

Hace una pausa, ahora me queda claro, sé a la perfección qué es lo que dirá.

Soy casado Muriel, hace un año que lo estoy, ella se llama Anabel, y por el momento se encuentra de viaje en Europa, está trabajando y no llegará hasta el mes próximo.
No quiero que pienses que me dedico a seducir  mujeres en el Bar Rojo, para nada, voy ahí a disfrutar de la música y los tragos.
Cuando te ví aquél día, escribiendo meticulosamente tus pensamientos en aquella servilleta (mostrandome el papel) quedé prendado de tu belleza, tienes una sensualidad que flota en el ambiente. Juro no ser el único que quedó anonadado ante ti.
No te voy a decir que mi relación con mi esposa es mala, que ella me cela, que estoy separandome, jamás pordría mentirte de esa manera. A ella la amo, tenemos mucho tiempo juntos y si me casé con ella es porqu estoy seguro de querer envejecer a su lado.
Pero cuando te veo, con esa naturaleza que predica ingenuidad, comienzo a dudar, me encantaría tenerte siempre en mi vida, siento que al fin encontré a mi alma gemela.

Mientras el sigue hablando, tratando de justificar su cobardía, me lleno de una rabia que en lugar de hacer que me levantara y pusiera punto final a la agonía, me hizo llorar.

-Cállate Rafael

Caí en sus brazos y ahogué sus palabras en besos que se conviertieron en caricias que nos mantuvieron ciegos de verdad.
No puedo creer que esté haciendo esto, no puedo ir por las calles mendingando amor, no quiero ser Roxane, no quiero ser la chica de ese tango callejero.

Son las tres de la tarde, estoy realmente cansada, él reposa hermoso junto a mí, ha caído en un profundo sueño que me obliga a tomar mis cosas y salir corriendo.

Subo a mi coche, prendo la radio, sé que por algún lado tengo ese disco, quiero escuchar esa canción.
Arranco el coche y me pierdo en la inmensidad de la ciudad con su inquietante tráfico que hace que poco a poco vaya calmando mis ansias, mis celos, toda esa frustración de saberme amada, pero que jamás podré sacar ese amor a la luz.

Pongo  "El tango de Roxane" y escribo

"Rafael, gracias por la explicación, lo he pasado de maravilla contigo, pero no quiero convertirme en la chica que vaga por las calles en busca de amor, dejando de lado el bien y el mal. Quiero verte hasta que tu mujer regrese, pero promete evitar hablarme de tu amor, si quiero tener un recuerdo tuyo, debe ser grato. No llegué tarde, llegué justo a tiempo para que revalores tu vida.
Sólo me gustaría hacerte una pregunta ¿Eres felíz? Pues a mi parecer no lo eres, pues has depositado en mi el motivo de tu alegría y no en ella, que se supone es el amanecer de todos tus días?

Te dejo un beso, más tarde, te envío mi dirección.

Muriel "

Son las diez de la noche, y suena mi móvil...

viernes, 10 de enero de 2014

Tango mundano para desayunar

En esta solitaria mesa con breve iluminación de una pequeña pero romántica vela estoy observando el amor desde la trinchera en donde las parejas felices me parecen extrañas y en donde mi razonamiento comieza a estar nublado.
Me repito todo el tiempo "Muriel, el amor es sólo una enfermedad que se combate con inteligencia"

Que liviana es aquella línea que divide a la felicidad de la envidia corrosiva...un día bailas un apasionante tango y crees tenerlo todo y en un segundo estás en un rincón mundano, observando a una pareja felíz, deseando con cierta amargura que alguna desventura los rodee y los convierta en esa sombra en la que hoy te has convertido.

No es que odie el amor, pero me cansé de ser su juguete, una mujer como yo, ya no puede soportar los golpes físicos, que aunque pocos sirvieron para arrojar por un abismo interminable a mi dignidad.
Tengo dos años vagando en la soledad que brinda la soltería, y en la mayoría de mis días ello no me ha significado dolor, pero hoy, sentada en esta mesa, viendo este espectáculo teatral lleno de pasión, me he llenado de una incertidumbre que me corroe los huesos y genero reacciones químicas en cadena que suprimo con vino tinto.

"El tango, entre más mundano y sucio, más apasionado...no puede ser pudoroso, perdería el sentido"

Resuena una voz grave a mi lado

No tengo claro si es el efecto de la segunda botella de vino o si de verdad existe el amor a primera vista, pero este hombre ha robado por completo mi ateción.
Es alto, espalda ancha, piel dorada, ojos marrn, cabello rizado y perfectamente alborotado...se sienta a mi lado y comienza a conversar acerca del baile que ahora vemos, no sé si se habrá dadp cuenta de las interminables notas mentales que yacen al lado de su mano en esa pequeña y arrugada servilleta...tal vez se compadece de mi.

-¿Bailas?

Se levanta y me ofrece la mano para pasar al centro de la pista
Me ruborizo
-No sé bailar, haría el ridículo

-Bien, no bailes conmigo esta noche, pero acepta desayunar conmigo, el sol ya anuncia la llegada del día y no sería cortés dejarle ir tan llena de alcohol y agonía y con un estómago vacío.

-Pero, no lo conozco, nisiquiera sé su nombre
¿Podría tratar por una vez de dejarme llevar?...No, por Dios...bueno, está bien, nada pierdo con desayunar con un extraño.

-Me llamo Rafael
Interrumpe mi ensoñación y besa mi mano con duzura

-Muriel
Digo con desgano

-Ahora que sabes mi nombre, ¿Me concederías el placer de desayunar conmigo?

No sé qué me pasó mi mente clamaba un rotundo ¡No! pero mi cuerpo, como si no tuviera voluntad alguna, provoco que mis cuerdas vocales emitieran un débil pero conciso
Sí, con gusto.

¡Qué carajos me pasa!
Dejo pasar el último baile, pago mi cuenta, y mietras espero a que me entreguen mi abrigo, Rafael llega y se posa a mi lado, ofreciendome su brazo, me invita a salir del lugar.

-No te asustes Muriel, vivo en el Penthouse cruzando la calle, sólo será el desayuno, lo prometo. No soy un excelente chef pero puedo preparar lo que quieras comer.

Mi cuerpo sigue sin seguir mis ordenes mentales, estoy sonriendo.
-Muchas gracias, un omelette estaría excelente y una gran taza de café, comienzo a tener frío y eso ayudará.

¿De dónde me sale esta mujer linda que sonrie como boba?
¿En qué momento, la luz del sol se hizo una con el dorado de su piel?
¡Lo deseo y mi cuerpo lo sabe!

Mientras subimos por el elevador trato de que mi débil carne no de a conocer sus deseos, pero con solo verlo me ruborizo, esto será más complicado de lo que me imagine en el bar.

Rafael, me deja en la terraza y pone música para ambientar el momento, claro, tango.
En un abrir y cerrar de ojos pone el desayuno frente a mi, y para mi sorpresa se ha cambiado de ropa.
Lleva unos vaqueros que le ajustan a la perfección y una playera gris.
Ahora que lo observo a la luz, tiene la barba entrecrecida, con algunas canas que le hacen ver más interesante aún.

-¿Y qué te llevó al bar Rojo anoche? Perdón si me muestro curioso, pero me parece increíble que una mujer tan bella como tú, estuviese ahogando una clara pena con costosas botellas de vino, mientras presenciaba el espectáculo del amor en pasos de sensual tango.

No voy a decirle que estoy desilusionada porque me dejaron plantada en el altar, digo, puede asustarse.

-Sólo trataba de alejar malos recuerdos de mi cabeza, pero entre más trataba de ahogarlos, parecían flotar y bailar al ritmo de aquellos tangos.

-No sabes bailar ¿cierto?

-Sí, no lo sé hacer

-Disculpa el atrevimiento, no quiero asustarte, pero ¿Me permitirías enseñarte?

Un extraño pero delicioso calor me recorrió todo el cuepo, no dejando espacio para cualquier razonamiento lógico...sólo sonrei y asenté con la cabeza.
Se levantó y tomó de mi mano, pidiendo gentilmente que me levantara.

Frente a frente, colocó su mano en mi citura y acomodó mis manos de tal modo que parecía abrazarlo.
Paso a paso me fué enseñando movimientos básicos que en el reflejo del espejo comenzaban a verse muy sensuales.
Acerco sus labios a mi oído y dijo:

-Los tangos mundanos, sucios y pasionales son los que más se disfrutan

Mienras iba diciendo estas palabras una fiuerte descarga eléctrica recorrió mi cuerpo y él, cómo si conociese el lenguaje de mis poros, supo como saciar esa sed que comenzaba a desesperarme.
Me sujetó con fuerza y comenzó a besarme de tal forma en que mis pensamientos y principios se hicieron nada. Mi cuerpo parecía dominado por una extraña magia que emanaba de su ser.
No sé en qué momento la ropa me había abandonado para quedar como vestigio de un tango que estaba por bailar.
Acostada boca abajo, sentía sus labios recorriendo mi espalda, mis glúteos, mis múslos...todo mi ser respondía a su deseo.
Dulcemente me volteó, quedando cara con cara...un beso apasionado, mordiendo intensamiente mis labios, lo dejé entrar e inundarme de su pasión...
Vi pasar las horas hasta que la noche y el cansancio me tumbaron en un gran sillón.

La lógica me atacó, me vestí con prisa, tomé mis cosas,y antes de que pudiera pronunciar palabra alguna, pidió que dejara mi número, me besó tiernamente y como un gentil caballero, no dejó que me fuera sola en compañía de la noche.
Tomó las llaves de su motocicleta, los cascos y salimos cobijados por estrellas hasta mi casa, en donde finalmente nos despedimos.

No había pasado ni una hora de haber llegado, estaba tomando un baño en mi tina, cuando un mensaje llegó a mi móvil, era él con una pregunta que me tiene desconcertada:

¿Por qué Muriel? ¿Por qué has llegado tan tarde a mi vida?


viernes, 3 de enero de 2014

Hace doce horas pensaba en ti

Hace doce horas pensaba en ti...
Y comenzaban a invadirme los recuerdos de tu amor carente de consistencia.
Imaginaba tus besos entre los prematuros rayos de sol que acariciaban mi rostro...incluso con ellos jugué a sentir tu calor.

Hace ya una semana que dejamos de hablar, aún me recorren constantes escalofríos consecuencia de la terrible desintoxicación de tu piel sudorosa en mi piel, producto del pecado mismo de nuestro amor prohibido.

Aunque sé que me amas, te prefiero lejano, cobarde, en brazos de tu infelicidad, pues careces del coraje de satisfacer las urgencias de tu alma.
Solias decirme que el alma sólo puede tener dos colores...blanco o negro.
Y he descubierto con un pesar que me causa una alegría infinita, que entre esos colores fríos y cerrados, hay muchas tonalidades de gris.

¡Soy gris amor!

Sí, gris como las nubes de lluvia, pero no, no estoy apunto de llover.
Soy gris porque hay una bipolaridad en mi ser que me hace disfrutar de los placeres del cielo y el infierno en el mismo lugar.

Hace doce horas pensaba en ti, y después de aquél fugaz pensamiento, te dejé partir.