viernes, 28 de septiembre de 2012

Sobran las palabras

Sobran las palabras que puedan describir las  lágrimas que derrama mi alma...

Lejano te contemplo mientras la luz del atardecer ilumina de dorado tu piel.
Estás frente a mi y nos decimos adios con el corazón en la mano y el alma destrozada. ¿Cuánto tiempo tenremos que vivir en la agonia del distanciamiento?

Es una pregunta que mantengo sin respuesta, pues mi corazón se siente vacío y desesperado al ver tu rostro desencajado mientras decimos aquellas palabras que no queremos decir.

Mi alma grita que te ama, pero mi razón te está pidiendo distancia.
Una distancia que mi cuerpo no quiere tener.
Distancia que me hace sufrir, mientras tengo que dar la vuelta para dejarte con un hoyo en el pecho, sintiendo el constante frío de quien pierde frente a sus ojos a la otra mitad de su alma.

Mi Diablo, te lloro mientras camino a casa, te lloro mientras sigo con mi vida, te lloro mientras duermo.

Dime amor, ¿Quién sería capaz de negar el hecho de que almas como las nuestras se comuniquen sin palabras?
Estamos conectados por la fuerza más poderosa del universo, el amor.
Nuestro amor no se quiebra ante la adversidad y la distancia de nuestro presente.

Han pasado los días más largos de toda mi existencia, y aún, en la soledad, aprendimos a comunicarnos sin necesidad de hablarnos. Seguimos siendo esclavos de nuestros deseos y sentimos que esta separación, no es más que física, pues nuestros corazones han quedado fusionados por amor verdadero. Amor de esos que no se encuentra sencillamente.

Nuestro amor tiene la edad de muchas vidas y muchos encuentros. Me amas y te amo, de eso no hay duda.
Agradezco el dulce detalle que has hecho llegar hasta la puerta de mi casa, pues con ello te he sentido un poco más cerca y mucho mas arraigado en mi corazón.

Tenemos la gran misión de hacer cumplir con los designios de las estrellas, trabajando para que todo a nuestro alrededor encuentre su lugar ideal y la armonía necesaria, para que entonces nosotros podamos continuar con el amor que durante vidas habíamos buscado.

Hoy más que nunca soy tuya amor mío, pues te llevo tatuado en el alma y noche a noche, mientras mi alma viaja entre nubes, me tautuo en la tuya.

Te dejo el total de mis besos en la cantidad de estrellas que alumbran el mundo esta hermosa noche. Descansa y esperame en tus sueños, que ahí siempre me podrás encontrar.

domingo, 23 de septiembre de 2012

Mi ángel

Se dice que las estrellas rigen nuestros destinos, haciendo que nos encontremos con personas que nos enseñarán valiosas lecciones a lo largo de nuestras vidas.

Una vez, las estrellas me mandaron al más hermoso de los ángeles, y lo mandaron a cuidarme cuando más lo necesitaba.
Recién mi vida daba un vuelco cuando llegaste tú, mi ángel.

Eras tan hermoso que mis ojos no creian la verdad ante ellos, nuestras almas se reconocieron. Durante muchas vidas te busqué y tuve la fortuna de tenerte conmigo cuando más lo necesitaba.
Durante los meses de mi embarazo, no sólo tuve un ángel, sino al mejor amigo, novio y amante que he tenido en mi breve existencia en la mortalidad.

Agradezco aquel domingo en que me empezaste a hablar ya no como tu paciente, sino como pretendiente.
Morí de emoción con tu primer mensaje.

Recuerdo nuestra primer salida oficial, ese 24 de Febrero después de un momento de lluvia. Jamás olvidaré la maravillosa sensación de abrazarte esa tarde mientras viajabamos en moto a aquél restaurante, sentir el suave beso de la brisa de la tarde en mis mejillas.
Cómo no recordar las miles de mariposas que revoloteaban en mi estómago con el simple hecho de mirarte.

Ese día te convertiste en mi más grande inspiración, por la que hoy soy considerada escritora. Mi primer cuento hacia ti narraba mis infinitas ganas de besarte.

La segunda vez que salimos, fue absolutamente mágica, pues el ver una película que ni valía la pena, se convirtió en uno de los momentos más hermosos a tu lado.
Nos dimos nuestro primer beso, cuando ya las butacas de aquél cine se vaciaban.
Al fin podía abrazarte con todas mis ansias juntas.

Y qué decir del resto del tiempo que pasamos amándonos y amando al fruto de mi vientre.

Siempre vivirán en mi memoria todas esas maravillosas tardes a tú lado, en donde sólo éramos tú y yo, amándonos en todas las formas posibles. Entregándonos a la pasión infinita de nuestros deseos.
En mi boca quedarán tatuados tus besos, que me llenaban de vida.
En mi piel, quedará impregnada la tuya, mis manos no olvidarán el tacto de tu cuerpo desnudo mientras te amaba.

En mi hija, quedará el nombre que más te gusta, y también el momento más felíz de toda mi vida, su nacimiento, pues tú la recibiste en este mundo. Tus manos fueron las primeras en tocarla, tus ojos los primeros en verla.
Ella sabrá de ti, tenlo por seguro mi amor, sabrá que cuando ella estaba en mi vientre tú me hacías la mujer más felíz sobre la tierra.
Muchas veces soñé con que me dijeras que por amor a nosotras la registrarías como tuya, para evitarle la pena de saber la verdad sobre su papá biológico.

Que dificil es empezar a trabajar en enseñarle a mi corazón que te ama con locura a verte sólo como un amigo, el que mejor me conoce.

No sé como enmendar este corazón que hoy se rompe.
Pero no puedo seguirlo lastimando con el hecho de que el tuyo no me pertenece por completo, pues tienes una esposa muy afortunada que se lo robó antes.

Jamás hubiese pretendido forzarte a dejarla para que te quedaras toda la vida conmigo; no soy de esa clase de amantes.
Yo fui amante que te entregó el total de su corazón y te amo hasta en la última palabra.

Me voy amor, ansiando estar contigo.
Deseando besarte; deseando ser tuya una vez más.
Me voy, y lo hago amandote con cada poro de mi piel.

Me quedo solo como tu amiga, con la que siempre podrás contar.
Me quedo con mi corazón hecho mil pedazos, porque sé que estoy dándole la mitad de mi alma a una mujer que te ama por sobre todas las cosas.

Gracias Marco, mil gracias por haber iluminado mi vida con colores tan hermosos.

Ahora te devuelvo tus alas mi ángel, pues tu misión en mi vida ya ha concluido.

viernes, 21 de septiembre de 2012

El Deseo

Recién reina en el cielo la media noche, cuando desde mis sábanas anhelo tus caricias, tus besos...te deseo.

Salgo a dar una caminata al jardín, el cielo está lleno de estrellas, tantas que parecen caerse, la brisa es breve pero constante, y a momentos una dulce brisa adorna el ambiente, mientras te pienso.
Imagino que el aire es tu aliento; lo siento recorrer cada rincón de mi cuerpo.
Comienza delicado a besar mis mejillas y poco a poco va avanzando hacia mi cuello, haciéndome estremecer. Te metes sensual y sigiloso entre mi ropa, vas envolviendo de manera cálida mis pechos, haciendo que reaccionen a la pasión que vas inyectando en ellos.

Mientras cierro los ojos, continuas tu travesía en la tierra de mi piel, llegando al rincón secreto de mi inocencia que grita de deseo por ti.
Pretendo convertir mis manos en las tuyas, para que puedas jugar con mi inocencia, como si fuese una melodía. Que puedas moverte al ritmo del creciente deseo que se convierte en una cálida cascada de placer infinito.

El sonido de la noche se convierte en tu voz y recitas poemas de amor infinito, mientras juegas a esconder mensajes en ellos: mensajes en donde plasmas tus deseos candentes de poseerme como la última vez, en donde la pasión nos cegó hasta el punto de sentir que moriamos al estar bebiendo la dulce agua del paraíso.

La brisa que sopla en esta noche mágica se convierte en tus sudores que me empapan el cuerpo, como en aquellas infinitas tardes en donde solo el sol era testigo de nuestro eterno juego de amantes.

Un terrible calor recorre mi cuerpo.

El deseo de sentirte dentro mio, del roce de tus manos, de tu pecho desnudo, de mis manos recorriendo tu espalda, de escuchar tus ansias, de sentir tu sexo contra el mío.
El deseo de que el viento fuera tu aliento, mis manos las tuyas, la brisa tu sudor y que el sonido de la noche fuese tu voz recitando las palabras de amor eterno que siempre soñé.

Regreso a mi cama y desde mis sábanas te ansío.
Duermo para encontrarte en mis sueños y que así pasen las horas, largas horas de la noche para que con el primer albor de la mañana, pueda encontrarte, metiendote como viento a mi cama y te fundas conmigo en el juego de la pasión entre dos amantes hechos el uno para el otro.


viernes, 14 de septiembre de 2012

Hasta tu cama

"Cinco minutos bastan para soñar una vida, así de relativo es el tiempo"
Decía Mario Benedetti...

En las oscuras horas que nos regala la noche, me desprendo de mi cuerpo, pues mi alma se siente incompleta, totalmente intranquila a falta de la cercanía de la tuya.

Noche a noche, cuando mi cuerpo cae rendido al cansancio propio de la existencia mortal, mi alma se desprende de él, conservando únicamente el hilo plateado que le permite regresar y mantenerme con vida.
Vuelo entre montañas y nubes, mientras las estrellas se hacen testigos de mis travesías. Llego a tu puerta, recorro los pasillos de tu hogar, hasta llegar al pie de tu cama, en donde te contemplo dormido, lleno de paz.

Me acuesto a tu lado, te beso, te acaricio poco a poco, te hablo cuando tu inconsciente te tiene atrapado en el sueño profundo.
Despierto a tu alma, y jugamos a amarnos entre sombras.

Beso a beso, desnudamos el pudor mortal del otro.
Caricia a caricia, vamos recordando los placeres de la vida mortal.

Vamos tocando las puertas del paraíso, vamos poco a poco ganandonos un boleto al infierno.
Amor y deseo como el nuestro es divino pecado que gustosos pagamos en el karma del otro.

Nos pertenecemos desde antes de nacer en esta vida, somos almas que durante siglos han estado unidas. Vidas en las que hemos sido felices, otras en donde las circunstancias mendiaticas no nos permitian acercarnos; unas más que evitaron que nos conocieramos.

Fundirnos alma con alma; placer de dioses que provocaría el rubor vergonzoso de un mortal cualquiera.
Te quiero más que el universo a su destino infinito.
Te amo con la fuerza de una colisión estelar.

Noche a noche, visito tu cama, me meto en tu inconsciente y te recuerdo cuánto te amo, para que al despertar sientas una terrible urgencia de estar a mi lado.

Noche a noche, te enamoro, para que tus ojos al estar concientes, no tengan más espacio que para mi.

Y cuando llega el amanecer, el hilo de plata me devuelve a mi cuerpo; despierto y lo primero en mi pensamiento eres tu.
Segundos después, ahí estás tu, preguntando por mi y pintando una sonrisa en mi rostro.


jueves, 13 de septiembre de 2012

El día de mi boda

En el día de mi boda, la luz del amanecer  ilumina mi rostro, mientras mi madre ya ha preparado cada detalle de mi arreglo.

El clima es cálido, y una rara sensación permanece en mi estómago, pues en breves horas me uniré al hombre de mis sueños.
Después de un baño relajante, mamá y hermana esperan para peinarme y maquillarme, para lucir como una reina en mi gran día.

Saco del armario mi hermoso vestido blanco, con delicados detalles de encaje; tiene una cola tan larga que abarcara el pasillo entero de la iglesia. El velo, cae delicadamente en mi rostro, para que pueda dar un halo de misterio cuando papá me deje frente al amor de mi vida en el altar.

Hermana ha terminado de arreglarme, me veo en el espejo y puedo ver el amor reflejado en cada detalle. Mamá me ayuda a vestirme, cuidando cada detalle del vestido para que esté perfecto.

Papá llega a casa, pues es casi hora de irnos, viste un traje gris hermoso que lo hace lucir de lo más elegante, su pelo ya pinta algunas canas, su bigote siempre negro también tiene algunas lineas blancas pequeñas.
Con él, viene mi hermano, y parece estar más nervioso que yo.

Soy la más pequeña de mis hermanos, soy la última en irme de casa.
Nos sentamos una vez mas en familia, como en aquellos días de infancia en los que conviviamos felices.

Subimos al coche papá y yo, está adornado con hermosos arreglos de flores. Mientras avanzamos hacia la iglesia reina un silencio sepulcral. No dejo de observar el ramo que mamá me ha regalado, tiene rosas blancas y rosadas, también gardenias que lo perfuman; un liston envuelve los tallos, adornandolos con un bello moño.

Llegamos a la iglesia y por la ventana puedo ver a toos mis seres amados, veo a los amigos que fueron participes de inolvidables aventuras; todos se emocionan al verme llegar. No puedo creer tanta felicidad, todo es perfecto.

Papá me ayuda a bajar del coche y me toma entre sus brazos, apretandome como cuando era una niña pequeña y me avalanzaba hacia él apenas lo veía cruzar el umbral de la puerta todas las tardes después del trabajo.
Me da un beso y me dice que me ama y que me desea toda la felicidad del mundo. Lo tomo del brazo y entramos a la iglesia. La hora ha llegado.

La marcha nupcial resuena en el órgano de la iglesia; se abre la puerta y puedo ver millones de alcatraces adornando el lugar, camino sobre una alfombra de fino terciopelo rojo. Volteo a mis lados y veo la cara de todos aquellos que comparten mi felicidad.
A lo lejos, esta el amor de mi vida. Llegando al altar veo a mi madre, a mi hermana con sus hijos, a mi hermano con su esposa y finalmente apretando su mano, veo a papá a los ojos; está a punto de llorar.

Me entrega con el amor de mi vida. Y ahí estas tú, tomándome de la mano, tienes una gran sonrisa que me hechiza; un millón de mariposas revolotean en mi estómago.

Un estruendo...despierto...

En el día de mi boda, recuerdo con trsteza mientras la brisa matinal besa mis mejillas, que mi hermana se ha ido, al igual que papá. Están en el cielo, cuidandome del mal.
Recuerdo que no tengo un anillo de compromiso que vista mi dedo anular, que no hay un vestido en el armario; y que el amor de mi vida está prohibido para mi.
Volteo y recuerdo con un nudo en la garganta que no es el día de mi boda, pues me escondo tras la máscara de la que nunca querrá una boda, pues decií cambiar mi sueño, por el éxito de una carrera y el amor incondicional de una hija.

En el día de mi boda lloro como Julieta que ha perdido a su Romeo en el juego de la muerte.
Ese día, lo único real, es la rosa blanca en mi buró, que delicadamente se deshoja con el tiempo.