Anda, ve con el viento que yo me quedo sintiendo la suave
brisa que deja tu presencia.
De no quererte como te quiero, te obligaría a permanecer a
mi lado, discutiendo y siendo completamente infelices, pero te quiero, y de tal
manera que prefiero privar a mis ojos de la luz de tu sonrisa para que sanes.
Corro el riesgo de perderte para toda la vida, pero es
precio justo a tu felicidad, si no he de verte en el futuro estaré feliz de
haber coincidido contigo por este brevísimo tiempo. Siempre he pensado que las
personas que se atraviesan en tu vida son maestros que vienen a darte una
lección, y la que tú me has dado ha sido magnífica, aunque tal vez en este
momento me duela y me tenga atolondrada queriendo llamarte a todas horas y
evitándolo con lágrimas en los ojos.
No tengo armas para decirte lo mucho que lucharía por
hacerte feliz, por hacerte olvidar todo lo malo que has vivido…no valdría la
pena cuando tu corazón está profundamente herido y está en proceso de sanación.
Anda, ve, camina, tu recorrido aún es largo y el mío tiene
otros colores que aun no se asemejan a los tuyos, y es cierto, no sé si algún
día lo harán. Es una afirmación grave,
pero llena de virtudes, pues nadie sabe a ciencia cierta qué le depara eso a lo
que llaman destino.
Lee entre líneas los mensajes que te envían desde lo
profundo del universo, aprende a ver más allá de lo que nos muestran, el mundo
tiene más colores de los que conoces. Cada libro, cada carta, cada imagen
contiene algo más que debes descubrir, todo en esta vida tiene una razón de
ser, empezando por nuestras decisiones. No dejes que la culpa de tu pasado
arruine tu futuro.
Sos magnífico, no lo dudes nunca.
Me despido de ti, no con un adiós, es sólo un hasta pronto,
no sabrás de mi hasta que no quieras hacerlo, y será así por el simple hecho de
quererte como te quiero.
Te dejo mi cariño en esa brisa que justo ahora se ha metido
por tu puerta y te ha besado el rostro…