miércoles, 17 de octubre de 2012

Allá en lo eterno

Miro por la ventana y te busco entre las millones de estrellas de esta peculiar noche de Octubre. Eres una nueva estrella, grande y brillante, recién te unes con la eternidad, dejas a fin esta dolorosa mortalidad que a todos nos aqueja.

Tan bella, como la flor que te da tu nombre, te recuerdo sonriente y juguetona; consejera y maternal.
Vida me faltaria para decirte lo mucho que voy a extrañar tu risa, tus guisos, tus infinitas pláticas.
Envidio tu llegada al paraíso prometido, pues tienes ya el privilegio de reunirte con aquellos que nos dejaron primero.

La eternidad para ti ya no tiene tiempo, no hay principio ni fin, sólo hay tranquilidad, ahora puedes disfrutar sin temor a lastimar un cascarón frágil, puedes volver a ser aquella bella mujer de rojos rizos, cintura perfecta y mágica sonrisa, puedes ser todo lo que tu quieras.

Allá en lo eterno, espero volver a encontrarte, cuando mi reloj marque la hora de mi partida.
Por mientras te recuerdo y te seguiré admirando como la bella estrella que brilla con luz especial en el manto estelar que cubre los horizontes de mi visión.

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