martes, 2 de octubre de 2012

Labios divinos

El hecho mismo de la vida, es que las máscaras van cayendo poco a poco.

Sentada en la orilla de mi balcón observaba maravillada los 3 anillos que alguna vez simbilozaron el compromiso de amor de dos hombres.

El primer anillo, de plata, con una pequeña piedra morada en forma de corazón.
Un regalo de quien fuese mi amigo, maestro y pareja. Un anillo sin un gramo de compromiso, pues él nunca repetiría tal experiencia, al menos a mi lado.

Lo porté con orgullo, pero al no simbolizar compromiso, perdió todo valor ante mis ojos, y la relación se desvaneció.

El segundo anillo, de plata con una piedra blanca. Simbolizaba la promesa de un compromiso verdadero. Era mi gran orgullo y mi dedo lo portaba con elegancia.
Fue reemplazado por un pequeño anillo de oro con brillantes. Para mi, el compromiso de quien supuestamente me amaba por sobre todas las cosas.

Lo use, lo amé, hice millones de planes gracias a él, pero por desgracia, sólo simbolizaba la mentira para mantenerme atada a una relación en la que ni yo creia.

Están ahi, 3 anillos hermosos, que no significan nada para mi.
Estoy sola, aunque alguien me ame.

Abro los ojos de mi mente y me doy cuenta de que aquellos accesorios tienen que irse, no importa dónde ni con quién, el caso es que se vayan de mi vida, pues están frenando las cosas buenas que vienen para mi.

Se los doy al alma mas dulce que he conocido. Al hombre que amo, pero que no es mío. Le pido que se los lleve lejos de mi y con ellos que se vaya él también.
Beso esos labios divinos que dieron luz a mi conciencia cegada.
Esta alma bella y pura me da a cambio un collar con un símbolo especial. Mi corazón da un vuelco.

Más tarde en mi habitación, me coloco aquél collar y me doy cuenta del gran significado que tiene. Vale más que todo el oro del mundo, es único y simboliza el gran amor que tuve la fortuna de encontrar, también simboliza la lucha de dos almas que se aman sin pedir mas a cambio.

Todas las noches lo observo y recuerdo con cariño al maravilloso ser que me lo entregó y lanzo una plegaria al universo para que me lo devuelva.
Tal vez sea una plegaria en vano, pero es lo que mantiene viva a mi alma para no entrar en el oscuro laberinto de la soledad, en la agonía de la más pura infelicidad.

Así le pierda por siempre, él puede estar seguro de que todos los días del resto de mi vida, portaré con orgullo ese bello collar, para recordarme que una vez fui completamente felíz.

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