viernes, 9 de noviembre de 2012

La despedida

Como tantas noches, estoy recostada mirando tu silueta, imperfectamente perfecta. Fumo mi acostumbrado cigarrillo, no te digo nada, sólo pienso, te observo; planeo.

Han pasado años desde que comenzamos a vivir entre las sombras clandestinas del romance y sigues siendo un completo misterio.
Hombre de reputación intachable, elegante por naturaleza, caballero, pero con una debilidad; yo.

¿No es gracioso?

Tienes una esposa a la que adoras, por la que morirías; hijos ejemplares para los cuales eres un modelo a seguir.
Tienes una profesión en la cual eres exitoso. Tu casa es el sueño de cualquier mortal con un gra,mo de ilusiones.

Y por otro lado me tienes a mi.
La que todas las tardes a la misma hora te espera en su lujoso departamento; siempre arreglada y perfumada. Con una cena caliente y un deseo ardiente de estar entre tus brazos.

¿Cómo te explicaré que hace muchas mañanas me he mirado en el espejo y con horror he descubierto que mis mejores años están próximos a abandonarme?
He visto con tristeza que no tengo un hijo al del cual sentirme orgullosa.
Soy la que en las fiestas está con todos, pero nadie me acompaña.

¿Cómo explicarte, que es la última vez que pude amarte?
¿Cómo explicarte que mañana no contestaré tus llamadas?

Lo mas terrible, ¿Cómo enfrentar el hecho de que dejé de amarte?

Nunca serás completamente mio, no tendrás un hijo conmigo, jamás vivirás a mi lado.

Eres tan hermoso y más cuando duermes después del sexo.
Tengo que dejarte, pero cada vez que me miras a los ojos me lleno de arrepentimiento y no lo hago.

Por eso, hoy cuando te vayas, no te diré nada; ya he vendido el departamento y he comprado una casa lejos de ti, de tu amor y de todos estos bellos recuerdos.
Mañana cuando me llames, descubrirás que la línea está cancelada, no me encontrarás en el café habitual; tampoco estaré rodeada de paquetes en la plaza.
Si llegas a casa, tu llave no abrirá; notarás la ausencia de las plantas de la entrada y entoces entenderás.

Estoy cansada de ser tu amante.

Sé que hubieses preferido la despedida cordial, pero es mejor así.

Mientras te sigo observando, después de hacer el amor, me sonríes sin imaginar que esta fue mi despedida.



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