viernes, 4 de mayo de 2012

Claroscuro

Una semana atípica era la que vivíamos hasta el dia de hoy.
Me he dado cuenta de que hay personas que no estan de acuerdo en el amor entre mi demonio y yo.

El universo en ocasiones equivoca sus letras de estrellas y nos manda personas que participan como obstáculos en este ligero paso por la vida.
Durante más de 24hrs no tuve noticias sobre el más pasional de mis amantes, el más tierno de mis amores, el mejor amigo que me conocía antes de saber de mi existencia.

En el claroscuro de la habitación de la segunda realidad creada como amantes y consagarada como pareja, observo tu infinito deseo al desabrochar mi blusa dos minutos después de cerrar la puerta del mundo en donde sólo tu y yo existimos y protagonizamos la perfección del amor del que no se puede hablar, pero del que sí podemos disfrutar.

En un breve instante, estabamos fundiéndonos, cómo lo hacen el día y la noche. Besándo la constelación de lunares que te invaden, hacerte tocar el final de la vía láctea con mi deseo, hace que el universo escriba desesperado nuevas historias con estrellas deseosas.

Ahí estamos, recostados mirandonos a los ojos, diciéndonos las palabras que nuestras bocas por miedo no se atreven a decir, por miedo a apagar las constelaciones que el infinito ha prendido para nosotros.

Una breve sonrisa se pinta en ese rostro que vive en la eternidad de mi mente, tengo ansias de ti, de tu cuerpo, de tu amor.
Con delicadeza recorro con el tintero de mis dedos la perfección que el mismo Zeus te regaló; poco a poco pierdo el aliento al observarte tan pleno y delicioso, esclavo de mis deseos.
Mi mirada graba poco a poco los centímetros de tu piel, sus formas, sus tamaños, sus defectos.

Me lleno más y más de los placeres que le bella mortalidad y la expulsión del paraíso prometido nos ha dado. Pruebo como nuestra madre Eva de la manzana prohibida.
Soy pecadora de lo más divino. Peco de ti y de tu boca.
Peco de nuestro mundo escondido, de nuestros encuentros furtivos, de nuestro amor que ha viajado por siglos.

Heme aquí, navegante de los océanos del tiempo, reencontrándome con el alma que he amado desde que el universo se formó; deleitandome con el éter celestial de tus besos, tatuandome en ti al ritmo del deseo que te abraza con mis piernas.
En silencio, sabes interpretar lo que no digo, me llevas a la muerte y me traes de regreso.

En el claroscuro del universo, nos miramos a los ojos y dejámos esa realidad en complicidad para volver a nuestros mundos, en donde cada cual crea su propio exito.
Mi adorado vampiro, diablo, novio, amante. Aquí estaré al pie de mi ventana jugando con las estrellas, mientras la pálida luna me ayuda a escribir una historia en dónde seamos protagonistas día y noche.

Te dejo un beso con el sabor del viento nocturno y, si volteas a observar a mi amiga en el cielo, verás que esta noche se ha arreglado espléndorosa para platicarte en nuestro idioma, el inmenso amor que te tengo.

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