viernes, 18 de mayo de 2012

Fantasmas en la Condesa (Parte 4) "La Cosa"

La "Cosa" vive en los sueños de los habitantes de aquella majestuosa privada de José Vasconcelos #118 en la colonia Condesa.

No es un monstruo, pero nadie tiene la certeza, puede ser un fantasma o la representación misma del demonio. Sea lo que sea, ha aterrado los sueños de muchos, ahogando los gritos de desesperación ante su maligna presencia.

La "Cosa" se presenta de diferentes formas en la vida de los humanos; cuando somos niños, se nos aparece como algún fantasma que nos aterra, que nos hace querer alejarnos de ciertas zonas o muebles de la casa.
En mi caso, con una conciencia y una razón recién inauguradas, adopte un extraño miedo hacia un electrodomestico que se encontraba guardado en el famoso "Cuarto de los Fierros" de mi abuelo.
Esa cosa, atraviesa las paredes, hace crujir tus muebles, suena como canicas en tu techo, te pasa como un aire helado en la nuca, como la certeza de que cuando te quedas solo en casa, no estás del todo solo.

El sueño es recurrente y siempre igual, no importa si no crees en fantasmas, o si nunca conociste a algún habitante de aquella privada que te contara la historia.
En el sueño, no sabes cómo o por qué está ahí... lo único que sabes es que esa presencia horrenda quiere escaparse de la pared, y de lograrlo causaría mucho daño.
Sientes tu vida amenzada, ningún rincón es seguro, pues la "Cosa" viaja por los muros de las casas.
En el sueño le ves, como algo que empuja las paredes y el terror es tal, que gritar es imposible y despertar...demasiado difícil.

En la privada, en diferentes épocas le soñamos, sin poder explicar a ciencia cierta qué era esa cosa que hizo de nuestra noche, una novela de profundo miedo.

Hace 14 años que dejamos de vivir en aquella privada y hace algunos meses, la cosa llegó a mis sueños. Por primera vez en mi vida, sentí miedo de verdad.

Tal vez le recuerdes y tu piel se enchine de miedo, pero si no le conoces, espérala, la "Cosa" ha cruzado los océanos del tiempo y ha visitado a todo ser en el mundo.
Cuando le sientas llegar, prepárate, pues después de ella, nada será igual, especialmente en las noches de insomnio, en donde con atención escucharas como los muebles de tu casa crujen sin una razón fácil de explicar.

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