viernes, 6 de julio de 2012

El carretón de las desilusiones

Todo en el mundo tiene un principio y un fin, somos de la tierra y a ella volvemos. Es una ley que no puede cambiar.
Pero muchas veces nos preguntamos ¿A dónde van todas aquellas cosas que no se concretaron? Como los sueños, las ilusiones, los versos no recitados, los besos no dados. En fin todas aquellas cosas que hicieron o hacen de nuestro paso por la tierra un poco más difícil.

En una de esas ocasiones en las que una vez más veía partido por completo mi corazón, conocí a Don Roberto, un señor que parece no tener principio ni final, siempre manejando un carretón con letreros que parecerían bromas a primera vista: "Se venden versos inconclusos" "Busque sus besos no dados" "Bote de suspiros en oferta" "Ilusiones perdidas al 2x1"
Tuve a bien tener el valor de preguntar sobre el peculiar mensaje de su carreton, ahí fue donde por fin entendí la realidad de las cosas.

El carretón de las desilusiones va recogiendo uno a uno los corazones rotos, los suspiros en soledad, los poemas y versos escritos con lágrimas, entre otras desgracias humanas. Don Roberto es el eterno encargado de tan dolosa tarea, pero así como les recoge, los va devolviendo a sus dueños cuando menos lo esperan.
El trabajo de quien maneja el carretón es de recoger cada corazón roto y enmendarlo con esperanzas, de atrapar las lágrimas y volverlas sonrisas, de guardar ilusiones perdidas y convertirlas en nuevos sueños.

Pensaba al mismo tiempo en que sentía el dolor de mi roto corazón, en la increíble belleza de poder reciclar las peores cosas de la vida, para poder convertirlas en bellos recuerdos para quienes tenemos el honor de ser mortales y vivir en este mundo que pareciera colapsar.

Si tienes la bella oportunidad de ver al carretón de las desilusiones llegar a tu casa, no te acongojes, que tu tristeza será recogida y se te devolverá en felicidad que te hará olvidar las tragedias por las que has vivido.
Si quieres escucharle llegar, pon atención en las noches, donde reina el silencio de los durmientes, y así, en la lejanía podras escuchar el caminar del unicornio que arrastra con pesar el carretón y si pones aún más atención percibirás en el aire la voz de Don Roberto, comprando ilusiones, corazones y lágrimas, dando a cambio de alegrías para el mundo.

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