viernes, 27 de abril de 2012

Fantasmas en la Condesa, Parte I

Ya Morfeo me había tomado entre sus brazos esa noche, cuando, sin advertirlo, mis ojos se abrieron poco a poco, un terrible escalofrío invadió mi cuerpo...palidecí cuando la vi al pie de mi cama.
Un terror incontenible no me permitía moverme, pues frente a mis ojos reinaba la confirmación de su lúgubre existencia.

No sé si desmayé o el cansancio me durmió, pero seguí durmiendo esa noche oscura.
Por la mañana temía que aquella imagen hubiese sido verdadera, me acerque sigiliosamente a una de mis hermanas para platicarle mi extraña experiencia.

Claro, yo esperaba una carcajada marca Acme, pero lo que recibí, me dejó paralizada.
-Lo que tu has visto es a Alicia, la mujer de blanco que vigila tus sueños-
¿Alicia, una mujer que vigila mis sueños?
Y comenzó con su relato...

Alicia, era una joven bella, con una vida de lo más placentera, casada y profundamente enamorada de un piloto, parecía que nada en su vida podía salir mal.
Un día, en un México plenamente Revolucionario, el esposo de Alicia recibio un llamado urgente del ejército, pues su presencia era esencial para las batallas que se peleaban en aquellos tiempos.
Siendo un hombre comprometido con sus ideales de nación, partió hacia su destino, dejando cariñosamente a Alicia en el quisio de la puerta, de la bella colonia Condesa.
Pasaron los días, sin que recibiera noticias, pero esto no la acongojaba, pues sabía del importante papel que jugaba su esposo en aquella guerra.
Una mañana en donde el sol brillaba con todo su esplendor, Alicia se vistió con un hermoso vestido blanco, tan vaporoso que la hacía lucir como un ángel.

De pronto, fuertes toquidos a su puerta, desequilibraron la paz de su hogar.
Mientras ella bajaba sigiliosamente las escaleras, la servidumbre se encargó de abrir y ver quién pedía entrar con tanta urgencia.
Como en cámara lenta, al pie de la escalera, escuchó lo que destruyó su razón, dos hombres, vestidos con sus mejores galas, habían llegado a darle la noticia del fallecimiento del amor de su vida.
Alicia, no quiso escuchar más y se quedó sentada al pie de la escalera lamentando su cruel destino, viendo como se quebraba poco a poco el sueño de su vida.

Al poco tiempo, a pesar de los esfuerzos de quienes la rodeaban, ella murió por la eterna tristeza de tener a su alma gemela lejos de ella.
Fue en el último suspiro de vida que dio, en el que prometió velar por los sueños de quienes habitaran en su casa.

Sinceramente me dejó helada, no podía creer que eso fuera cierto, pero al cerrar los ojos y recordar su imágen confirmaba que no eran mentiras lo que le decían.

Durante años, la familia que ahora habitaba su casa, tuvo experiencias iguales con Alicia, las primeras en hacerlo, fueron Lucy y Patty, justo cuando recién se mudaban al caserón de principios de siglo.
Patty, una joven con una sensibilidad especial para conocer el mundo de los que ya no habitan el mundo, un día despertó a media noche y enseguida movio a Lucy, diciendole que "la mujer de blanco estaba llorando en la escalera"
Lucy, no reparó en tonterías y tranquilizó a su hermana haciendola dormir nuevamente.
Muchas noches pasaron de la misma forma, hasta que en una en particular, Patty, con mirada perdida, sólo mencionó, -Ya lo sé, ya sé como se llama la mujer, se llama Alicia-

En otra ocasión, cuando la familia ya se había agrandado, Salvador, otro de los hermanos, vio a una joven vestida con un hermoso vestido blanco. Al tener muchas hermanas, pensó con lógica que se trataba de la mayor de ellas, Lucy.
Unos minutos más tarde, bajó hacia la cocina, en donde se encontró con Lucy, y sin miedo a equivocarse la felicitó por el hermoso vestido con el que él juraba la había visto.

Lucy, le dijo que ella no tenía un vestido como el que describia y agregó que solamente ellos dos estaban en la casa en ese momento.

Al tiempo, en una gran reunión familiar, las chicas en plena flor de juventud, jugaban a verse mayores con rubores y brillos frente al espejo.
Enriqueta, prima de los habitantes de aquella casa, se admiraba esplendorosa en el espejo redondo que colgaba en el pasillo al lado de las escaleras.
En un momento, perdió el color de los vivos, nadie sabía que le pasaba, hasta que con un suspiro de valor grita, -La vi, la vi, se reflejó en el espejo justo detrás de mi-

Raquel, la más pequeña de su casa, desde niña la veía, como un habitante más de la casa, siempre despertando aterrorizada por las noches, pues Alicia fiel a su promesa, vigilaba sus sueños.
Muchos, propios y extraños de aquella casa, la vieron de la misma forma, generalmente en soledad.

Un día, cuando la siguiente generación llegabamos a la familia, organizamos como muchos años tradicionalmente nuestro festejo de día de muertos.
Ahora ya existía al fondo del largo pasillo del patio la Av. José Vasconcelos con el esplendoroso circuito lleno de coches día y noche.

Esa fría noche de 1° de Noviembre, junto con los vecinos de tan amada privada de casas de techos altos, comimos los crujientes molletes que entre todos preparaban, con los famosos frijoles de mi abuela.
Comenzaron todos a contar historias de terror de aquel lugar; no sé si era el frío de media noche o el incontenible miedo que nos invadía a todos, lo que nos juntó en un abrazo de fichas de dominó.
Unas horas más tarde, cercana la hora cero, la hora de los muertos, nos metimos a la casa. Siendo tantos de familia y no queriendo molestar a los que habian dormido desde temprano, acomodamos cojines, colchonetas, y colchas.
Todos escogimos rápidamente lugar, siendo el reposet de mi abuelo, la cama preferida, por la comodidad claro está.
Mauricio, lo ganó y nadie reclamó, pues había ganado justamente.
Todos caímos rendidos de cansancio, cuando de pronto, Mauricio de un salto, ya estaba en el suelo con todos nosotros.
Al no poder conciliar el sueño en su totalidad, abrió los ojos y vio, al pie de todos nosotros que dormíamos, frente al televisor, a Alicia, vigilando correctamente nuestros sueños.
Tembloroso y asustado se quedó dormido cobijado entre los abrazos de Lucy, su madre.
Todos esa noche, despertamos en diferentes tiempo advirtiendo lo mismo, Alicia vigilando los sueños, nos veía desde el reposet, desde la puerta que daba al pasillo, desde la cocina.

Daban exactamente las 5.30am cuando un estruendoso ruido invadio la paz de nuestros sueños, nadie estaba afuera, pero azotaba la puerta de una manera tal, que nos quitó el más breve de nuestros alientos.

Conforme fue avanzando la mañana, todos nos veíamos, pero no queriamos hablar, hasta que uno por uno expuso su experiencia, dejando un halo de terror en el ambiente.

Un año más tarde, el destino nos sacó de aquella bella privada, a cual fué destruida en su totalidad.
Nadie en ese momento pensó en Alicia.

Llegando a la nueva casa, alejada de la zona donde todos nos críamos, descubrimos sorprendidos que Alicia se había mudado, pero al parecer su misiva ya no estaba con nosotros.

Alicia, vaga por el mundo noche tras noche, vigilando silenciosa los sueños de cada ser de ese planeta.
Si una noche, has sentido la sensación de ser vigilado, sabes quien es.
Si aun no lo adviertes, no te sorprenda descubrir al pie de tu cama a "La mujer de blanco que vigila tus sueños".

No hay comentarios:

Publicar un comentario