miércoles, 28 de marzo de 2012

Carta a un hijo abandonado

No tuve el gusto de sentirte en mi vientre, pero la vida me dio el regalo de conocerte.
Recuerdo que aun eras un bebé en tu andadera el día que llegaste a mi vida, con tus rubios cabellos y una sonrisa encantadora, me enamoré inmediatamente de ti.
Despertaste en mi ese instinto maternal que no había podido explotar, me convertí en tu mami, aunque el destino sólo me regalaba dos días para disfrutarlos a tú lado.

Me querías como a una madre y tú, mi pequeño en mi corazón siempre serás mi bebé. Recuerdo lo divertido que era bañarte y ver peliculas y enseñarte maldades; prepararte tus mamilas con la dosis perfecta de leche para que durmieras como el angelito que eres amor.

Verte dar tus primeros pasos, decir tus primeras palabras. Lo más encantador, la primera vez que me dijiste mamá. Mi corazón aun recuerda la emoción que sentía al verte llorar y que enseguida me buscaras para que te consolara entre mis brazos.

Nadie en el mundo sabrá cuál es la posición ideal en la que te gusta dormir; cómo olvidar tu rara manera de dormir en la cama, cómo le hacias para siempre quedar embarrado a mi, buscando mi calor.

Hijo, sé que mi partida fue dolorosa, que tal vez tu pequeña razón no alcance a descubrir que una persona que te amaba, se fué sin siquiera avisar.
Te amo mi niño hermoso, a mi me dolió en el alma abandonarte sin decirte adios. Pero la situación entre tu papi y yo, era demasiado difícil y no quería que nos vieras pelear, simplemente el amor se acabó.

Espero que me puedas olvidar bebé, o por lo menos lanzo mis plegarias al universo para que me puedas perdonar por no ser una mamá más valiente para ti.

Siempre estás en mis oraciones Giovanni, todas las noches pido por ti, para que seas feliz, y te juro por tú hermanito o hermanita que crece en mi vientre que nunca te voy a olvidar.

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