lunes, 26 de marzo de 2012

La sonrisa de la Luna

La conciencia me da aviso oportuno de que la hora cero se acerca.
Una extraña aura cubre la realidad donde vivo y una nueva se apodera de mi. Si, es la realidad que con nuestros deseos hemos formado.
Te veo, como siempre, hermoso, iluminado por los últimos rayos del sol, y me proporcionas  el más tierno de los besos, el cual me hace recordar el paraiso prometido.
No hay ser conciente que pueda disfrutar el acariciar al obejto de su amor con tanta delicadeza y deseo, como lo hago al recorrer tu cuello con mis dedos. Verte sonreir, me da la confirmación de que ellos son esclavos de tus deseos.
Al caer la primer gota de oscuridad en el cielo, nos abrazamos como un par de novios enamorados, y ahi a lo lejos nos observa la mas vieja de mis amigas, la luna, y esta cálida noche de primavera parece tener una gran sonrisa pintada y a su lado brilla pequeña, lejana y en complicidad una estrella, que asemeja un sensual lunar en mi confidente nocturna.
Como si se tratase de un espejo, sonreimos de la misma manera, creado una simbiosis psicológica y corporal, en dónde nuestras mas primitivas reacciones son similares y cronometradas.
El tiempo a tú lado, extraño amante de mi más conciente forma de vida, es efímero y en ocasiones eterno.
No tienes que estar corporalmente conmigo para sentirte unido a mi piel.
Tengo la sensación cada noche de tenerte a mi lado, durmiendo con esta alma solitaria, rodeandome con tus protectores brazos.
Me haz enseñado a sonreir como lo hace mi amiga esta noche, ahora asomada por mi ventana, mientras esta prematura escritora te delata sus más profundos sentimientos.

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